lunes, 21 de abril de 2008

El lenguaje de los jueces

Durante esta semana trabajaremos sobre un artículo periodístico referido al lenguaje de los jueces. Pueden leerlo en el siguiente link:

Piden a los jueces que redacten los fallos en un lenguaje más claro


Comenten este artículo y la realidad que expone, busquen información adicional (tanto web como bilbiográfica) y traten de fundamentar sus respuestas.

Les dejo, para los que gusten ampliar el tema, varios artículos para la polémica:

De Río Negro (Rep. Argentina)

De Nicaragua

De Uruguay

De México

De Santa Cruz (Rep. Argentina)

Y dos artículos, el primero en formato doc y el segundo en formato pdf; ambos pueden descargarse para su lectura
:

De Chaco (Rep. Argentina)

De España

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Agrego aquí otras tres páginas acerca de este tema que pueden consultar.
(Nota; En este caso no pude colocar el link, de modo que para verlas tendrán que copiar -en la barra de direcciones del navegador- cada una de ellas por turno).
Las direcciones son:

http://www.filosofiayderecho.com/rtfd/numero11/4-11.pdf
http://homepage.mac.com/joseluisperez/documents/ambiguedad.pdf
http://www.revistatrilogia.com/inicio/node/106

Saludos, W.S.

Anónimo dijo...

Hola: por este medio les informo a los docentes y compañeros que me encuentro inhabilitada para seguir cursando esta materia. Fue un placer compartir tan pocas clases con ustedes.
Felicito a los docentes por el nivel académico y por hacernos "pensar".
Un saludo a todos y nos veremos en la próxima cursada.
Karina sandoval

Anónimo dijo...

Sin soslayar que existen magistrados (y letrados) que, ante una supina ignorancia del idioma castellano, ornan sus escritos con latinismos, arcaísmos, neologismos y frases hueras, el articulo estudiado reviste cierta tendenciosidad, se apoya en falacias y da por sentado que los jueces se encuentran obligados a “acercar las sentencias a la gente”. Ahora bien, dicho el introito, considero que el lenguaje utilizado en las resoluciones judiciales debe orientarse más hacia el científico que al natural. En primer término, porque en una sentencia se pone en juego no sólo un hecho controvertido, sino también todo un sistema de leyes, doctrina y jurisprudencia, lo que obliga a los magistrados y letrados a precisar conceptos y explicar sus interpretaciones de la norma. A tales fines, la escasa rigurosidad del lenguaje natural resulta harto insuficiente, vaga e imprecisa. Una sentencia que dé lugar a más de una interpretación suscitaría a los receptores a privilegiar una interpretación por sobre la de los demás, lo que desnaturalizaría el fin último de una sentencia, que es la de dirimir un conflicto. En suma, el lenguaje jurídico debe evitar términos equívocos, poner límites a la extensión de las interpretaciones, lo que podría remediarse, en parte, recurriendo a ciertos términos primitivos, cristalizados, los cuales se incorporarían al argot judicial sin definición en ese lenguaje. No se trata de crear, tal como lo sostuvo la Lic. Qués, lenguajes sectarios, oscuros, exclusivos de órbitas de poder, sino de ir precisando un lenguaje propio de la ciencia del Derecho. Sigo creyendo que es mejor escribir “foja”, “causahabiente” o “en letra” que “acercar las sentencias a la gente” escribiendo “vedettismo”.
Leonardo I.

Anónimo dijo...

En realidad los Sres. Jueces, para quien escriben las sentencias ? . Se supone que un conflicto determinado entre personas es llevado a juicio, para ser solucionado. Allí se determinará quien es el responsable, por lo cual deberá o no responder por su conducta. Esto visto desde un punto de vista practico y abreviado lleva en cada caso, la acumulación de hojas y hojas en un expediente. En tiempo, horas, días, meses y años. Por la característica de nuestro derecho todo es escrito, salvo en los fueros penales que la última etapa de un proceso se realiza en forma oral, pero siempre con base escrita. Ahora bien, supongamos que en una etapa del proceso uno de los intervinientes, quisiera tomar conocimiento del sumario, lo que habitualmente se denomina “vistas”, sería para el, incomprensible lo allí escrito, si no tuviese el asesoramiento de un profesional en el tema. O en la etapa final del juicio donde se lee la sentencia las cual es esperada por la/s personas acusadas, en algunos casos después de años, finalizada la lectura de la misma por parte del Secretario del Tribunal, este mira desesperadamente a su abogado, ya que no entendió ni una palabra de lo que escucho, quien susurrándole al oído con una sencilla palabra, que tira por abajo horas de lectura de una sentencia que hasta para los mismos integrantes del Tribunal es fastidiosa, le dice “ZAFASTE”. Entonces para quien escriben los jueces, para la gente, para sus iguales o aquellos profesionales del derecho. Se dice que la abogacía es una Ciencia Jurídica. Como ciencia debe ser interpretada por todos. También las Ciencias Médicas tienen terminología técnica que para el común es incomprensible, salvo para la esfera médica a la cual es dirigida. Ya que dentro de un quirófano es utilizada y todos los que están dentro del mismo lo entienden, pero cuando el médico le tiene que decir a su paciente que mal lo aqueja, se lo explica con palabras claras y sencillas. Porque en derecho no tomamos este referente, ya que el mismo es dirigido también a las personas comunes, que en muchos casos en su vida tuvieron un libro jurídico y que una sentencia pone en juego uno de los bienes más preciados del hombre, su libertad. Porque no dejamos de lado aquello que se dice: “que fallo realizó tal tribunal “ como si fuera una competencia de formula 1 quien hace el más largo y con términos jurídicos derivados del latín que es imposibles de comprender. Pero ya hay una tendencia mundial a lograr un mejor entendimiento de los fallos de los jueces, así como prestigiosos juristas como VON IHERING “defendía la necesidad de que el derecho escrito se asemejara lo más posible al derecho hablado” o SAVIGNY quien “sostenía que era imprescindible el establecimiento de conceptos claros”. Porque no empezamos a aplicarlo, de esta manera aquel que escucha un fallo de varias horas, lo entendería y no necesitaría recurrir desesperadamente a su abogado para que le diga la palabra mágica.- O.GUTIERREZ.-

Anónimo dijo...

El lenguaje de los jueces debe acercarse a los tecnicismos de la materia mas que al lenguaje natural. Muchos conceptos, ideas, teorias que ellos utilizan al dictar una sentencia exigen la exactitud y precision que solo el lenguaje tecnico puede brindar. De lo contrario, seria muy peligroso admitir la vaguedad del lenguaje natural para fundamentar el porque de sus decisiones, pues podria dar lugar a una diversidad de interpretaciones. Esto no solo se observa en el Derecho sino tambien en otras disciplinas, tales como la medicina. Quien no ha abierto un estudio e intentar comprender un diagnostico? En ese caso, hemos recurrido a nuestro medico para que nos explique el contenido del mismo, y de igual forma, ocurre con el derecho. Al cliente, le interesa saber si el fallo del juez le es favorable o no, si sera detenido o no, para lo que recurrira a su abogado de confianza que interpretara dicha sentencia y transmitira la decision a su patrocinado. MC

Anónimo dijo...

Todos sabemos que los fallos son dirigidos a distintintas personas, imputadas las cuales pueden ser del ambito juridico como de la comunidad en general que seria la mayoria, por lo tanto los jueces deben ser sin lugar a dudas claros precisos, utilizando un lenguaje inequivoco que no lleve a la mala interpretacion y dirigido a todo tipo de receptor. Sabemos que dentro de un fallo existe la necesidad de recurrir a jurisprudencia y doctrina pra argumentar nuestros motivos, pero a lo que me refiero es que sin cambiar lo sustancial de lo que se quizo decir, hacerlos con terminoos mas claros ya que nuestro lenguaje es muy rico.En sinteis, creo yo que no es de mayor importancia un fallo escrito en forma dificil de entender, al contrario podria llevar a malas interpretaciones y traeria problemas al proceso y retardos inutiles, ademas los fallos estan dirigidos a los procesados , por lo tanto les deberian hablar claro para que comprendan ellos mismos la desicion que se ha tomado .

Anónimo dijo...

La ciencia del derecho, como tal, posee un lenguaje científico, al igual que cualquier otra ciencia, ya sea medicina, psiquiatría, etc.
El lenguaje científico, posee términos técnicos, específicos a la ciencia de que se trate, y es por ello, que no debe llamar la atención, que los “científicos”, utilicen este lenguaje, para expresarse, y comunicarse con sus pares.
Ahora bien, el articulo del diario “La Nación” habla de “..redactar fallos más sencillos..” en referencia a los términos utilizados por los jueces al momento de redactar sus fallos, con el fin de facilitar el entendimiento de la gente. En esa línea de pensamiento, todos los científicos, deberían cambiar su forma de expresar su conocimiento. Po ejemplo, los médicos, deberían cambiar la forma de expresar sus diagnósticos, para que el común de la gente, lo entienda mejor.
A mi entender, los jueces, no hacen mas que aplicar su conocimiento del derecho, en la cuestión que les toca resolver, y así se expresan, con el lenguaje que conocen, que adquieren por ser científicos.
Este articulo, según interpreto, esta influenciado por la realidad social que atraviesa el país. Con esto me refiero, a que a nivel cultural, nuestra sociedad esta atravesando por uno de sus peores momentos.
Como sostiene la Dra. Elena Highton de Nolasco, en el articulo que es materia de reflexión “Existen límites a la posibilidad de liberalizar el lenguaje porque hay cuestiones técnicas que son difíciles de evitar, pero debemos tratar de acercar lo más posible las sentencias a la gente". Y anunció: "El año que viene, en la Corte, nosotros también lo vamos a intentar", con lo que interpreto que si bien se pueden realizar cambios en el lenguaje, estos no deben alterar, de forma sustancial, la forma de expresar el conocimiento de los jueces.
Las personas que se someten a algún proceso judicial, lo hacen por medio de “entendidos” de la materia, como son los abogados, que además de defender los intereses de sus clientes, deben “interpretar” a los jueces, y así facilitar el entendimiento a la gente, ajena a esta ciencia, de lo que expresa el juez en sus fallos.
La función del juez, es aplicar el derecho a las cuestiones que se someten a su jurisdicción, no la de hacer a sus fallos “entendibles” para la gente común.
Es esa línea de pensamiento, Pedro Joaquín Solís M., sostiene “El Derecho, como la Psicología, la Lingüística, la Física, etc., tiene su argot, ese arsenal de conceptos propios de cada disciplina y porque no entendamos palabras como esquizofrenia, status quo, sinécdoque, vectores, no pediremos sustituirlas por las que el pueblo comprenda. Consintamos entonces que los abogados o jueces que dicen “Actio ad exhibendum” continúen haciéndolo. Una inmensa cantidad de conceptos jurídicos provienen del latín y tiene su razón de ser el empleo de frases latinas en las exposiciones legales.”
Entiendo, que los jueces, no pueden cambiar su forma de aplicar su conocimiento en pos de que la gente común entienda que quiere expresar; ya que existen medios para que la gente común tenga el asesoramiento legal necesario para estas cuestiones, como pueden ser patrocinios letrados gratuitos, defensores oficiales, etc. Los medios están dados.
Dario Agüero

Anónimo dijo...

Coincido con lo manifestado por el Dr. Gustavo Hornos en punto a que "El juez es un hombre para los demás y sus actos son para los demás, no para él", pues, tanto las decisiones que toma en el curso del proceso como las sentencias que dictan son para las partes que intervienen en el proceso o litigio que, en la mayoría de los casos, no logran comprender el mensaje que el juez quiso expresar. Sin embargo, considero que el decrecho aplicado no debe perder su propio lenguaje, pues ello, sería lo mismo que les pidiéramos a los médicos que cambien el nombre a las enfermedades o a las causas que las originan. En ta lsentido, considero que lo más importante es que más allá del lenguaje utilizado, exista una correlación entre lo que se quiso decir y lo que se dijo, para lo cual es indiferente la utilización de vocablos técnicos si ellos reflejan lo que el juez quiso expresara al redarctar esa oración. En efecto, estimo que sería útil que los jueces -y los auxiliares del derecho- pusieran mayor empeño para mejorar la calidad de sus redacciones, pues, muchas veces, el desentendimiento radica en la mala y pobre redacción de quien escribe, que no utiliza los signos de puntuación de manera correcta. Así una oración resulta -a veces- interminable, lo cual hace dificil seguir el hilo de lo que se quería decir. Cynthia S.

Anónimo dijo...

Por este medio porngo en conocimiento de los docentes; que por razones de salud; no concurri el dîa lunes; ni hoy martes
dario aguero, 6 de mayo 2008

Anónimo dijo...

Leyendo por un lado el artículo “La Ciencia del Derecho y los Problemas del Lenguaje Natural….”, y por el otro el artículo según el cual “Se busca acercar las sentencias a la gente”, observo que ambos se encuentran en posiciones totalmente antagónicas.
En “La Ciencia del Derecho …”, vemos plasmadas ideas de von Savigny, von Ihering, John Austin, Hans Kelsen, y otros famosos juristas, preocupados estudiosos del lenguaje apropiado para nuestra materia.
En primer lugar, los primeros autores conciben el derecho “como un sistema de comunicación, con los canales de transmisión determinados”.
Todos ellos reconocieron que “una de las causas de la complejidad del derecho venía determinada por la vaguedad o por la ambigüedad de bastantes conceptos”, que el derecho comparte con el lenguaje natural.
Von Ihering defendió la importancia de un lenguaje técnico preciso, netamente “caracterizado” y desarrollado, el que “debe proceder con la máxima exactitud”. También expresa que “las leyes deben ser claras, precisas y detalladas”, en cuanto a la tarea del legislador.
Austin se ha preocupado por la “confusión terminológica”, mediante la cual se concedía “igual valor semántico a distintos conceptos … o se empleaba la misma categoría léxica para identificar dos fenómenos o dos conceptos jurídicos diferentes”.
Tanto para Savigny como para Austin, eran importantes conocimientos auxiliares, como el latín o la lógica.
Para Kelsen, la diferencia entre la ciencia del derecho de las ciencias naturales radica en el contenido jurídico del lenguaje, el que resulta imprescindible, debiendo eliminar del mismo los aspectos valorativos para obtener el “sentido” de las normas.
Jerome Hall, también abocado a este estudio, sostuvo que una de las tareas pendientes es la de elaborar un vocabulario jurídico. El mismo, debía “huir de la imprecisión y de la subjetividad”, para obtener una adecuada terminología.

En contraposición a todos los motivos de estos pensadores de indiscutible valor, tenemos el artículo firmado por Paz Rodríguez Niell, que critica duramente la forma en que se maneja el lenguaje, especialmente en los fueros. El mismo es irónico y exagerado.
Comienza diciendo que “si los jueces hablaran como redactan sus sentencias poca gente los entendería”. Es de suponer que los jueces hablarán de determinada manera en un sitio, o con un auditorio especial; y de otra, en otro lugar. No me resulta razonable pensar que pudieran hablar de la manera que describe el artículo, en un asado familiar o con amigos.
Sostiene que “el lenguaje de la sentencia debe estar acorde con el destinatario”. Como primera observación, me pregunto si el Juez debe saber cada uno de los distintos lenguajes de los distintos destinatarios. Puesto que sabemos que hay sub culturas, no por ello menos valiosas, con sus características propias.
Si la sentencia va dirigida a una modelo, el Juez deberá decir “No sé … nada, viste ? … y entonces te condeno, de buena onda, a que pagues la indemnización de $ 10.000.-, pero no lo tomés a mal, está todo bien entre nosotros”.
O si de dirige a un muchacho sin instrucción, que acostumbra a deteriorar su salud con paco y porro, le dirá “Fierita, está todo bien, pero vas a ir a un loquero por un tiempo, hasta que cambies el mambo”.
Son continentes acordes con una sentencia? Sería ésta una sentencia aceptada pacíficamente por la sociedad? Ese es el fin al que arribaríamos si nos dirigiéramos al “destinatario”.
Creo que las palabras son las herramientas más valiosas para quienes ejercen la profesión de abogar. No resulta conveniente restar elementos propios del derecho, conceptos comprendidos en vocablos, que, como lógica consecuencia, no necesitarán definición.
Tampoco es necesario que el Juez “baje al llano” en su lenguaje, que lo simplifique ni limite para una mejor comprensión de la comunidad toda. Deberá cumplir con su tarea de la mejor manera posible, con todos los medios con los que cuenta.
Es vanitonto sostener que debemos igualar para abajo, con el lógico menoscabo posterior de la cultura en general.
Ahora bien: tenemos visto un ámbito con características formales y solemnes propias de esta profesión: de abogados, de jueces, de auxiliares de la Justicia. Esta formalidad se patentiza en los usos y costumbres. Supongo que un abogado no irá en zapatillas a una Audiencia, probablemente.
Estimo que este ambiente circundante se deberá al respeto que nos merece la Justicia.
Por otro lado, no podemos dejar de lado la máxima española que sostiene “adonde fueres, haz lo que vieres”.

María Margarita V.